martes, 2 de diciembre de 2014

Juan José Arreola.


“Mientras en la cocina ardían hornillas y fogones dispuestos alrededor de un gran brasero central, y mientras se torteaban las tortillas en ese aplauso de manos enjuagadas en machihuis de barro colorido, y mientras palpitaban todos los hervores de los caldos y las sopas, y mientras chirriaban las carnes asadas y fritas, y en los cazos de cobre, lenta y acompasadamente meneados, se iba solidificando la leche de los jamoncillos y chiclosos, y se espesaba la pasta de duraznos y membrillos y guayabas, y se redondeaban en miel los tejocotes, y se ovalaban los higos y las peras, y rezumaban sus aromas y sabores distintos los membrillos, las manzanas y los camotes y las calabazas, yo repasaba las estrofas de la Suave Patria en compañía de mi hermana mayor, Elena, la que me enseñó a saborear cada palabra de Ramón como si fuera la cada vez mejor de todas las golosinas de este mundo”.

 



 

Juan José Arreola y Zúñiga nació el 21 de septiembre de 1918 en Zapotlán el Grande (hoy Ciudad Guzmán), Jalisco. Arreola fue vendedor ambulante, cargador, periodista, impresor, cobrador, editor, panadero, maestro, actor, burócrata, traductor, escritor. Experiencias que recuperaría en su novela La feria (1963), llevada al cine por Rafael Corkidi (1990). En la Escuela de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), fue discípulo de Fernando Wagner.

Estudió actuación en París (1945) con el apoyo de Louis Jouvet de la Comédie Francaise, y participó en algunas obras montadas por esta compañía. Trabajó de maestro en la Radio Televisión Francesa (RTF).

 

De 1946 a 1949 fue corrector de pruebas en el Fondo de Cultura Económica (FCE) dirigido por don Daniel Cosío Villegas, a instancias de Antonio Alatorre. Poco después se vio obligado a redactar solapas de libros, lo cual le ayudó a ordenar toda la información adquirida hasta entonces e inclinarse por la brevedad que caracteriza su producción literaria.


En la segunda mitad de los setentas, trabajó sucesivamente en los canales 11 y 13 y después en Televisa, donde destacó como espléndido narrador. Llega a tener su propio programa Vida y voz, donde se presenta encapotado como si se tratara de un mago del lenguaje.





Don Juan José se ha hecho merecedor de prestigiosas distinciones a lo largo de su vida, entre las que destacan: el Premio Jalisco de Literatura (1953); el Premio Xavier Villaurrutia (1963); el Premio Nacional de Lingüística y Literatura (1979); el Premio Nacional de Periodismo (1963); Premio Nacional de Programas Culturales de Televisión; la condecoración del gobierno de Francia como Oficial de Artes y Letras Francesas; Premio Universidad Nacional Autónoma de México (1987); Premio Internacional de Literatura Juan Rulfo (1992); el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Colima (1996); y el Premio Internacional de Literatura Alfonso Reyes (1997). El 21 de septiembre de 1998, el pueblo y gobierno de Jalisco le rindieron un merecido homenaje por su trayectoria y celebraron en el Instituto Cultural Cabañas sus ochenta años.

 Su narrativa completa fue publicada en 1997 bajo el sello del Fondo de Cultura Económica y posteriormente, por Editorial Alfaguara.






 

Utilizó dos seudónimos: Eduardo Hoisel en la página literaria de El Occidental de Guadalajara, Jalisco, en el artículo Ha muerto Paul Valéry; el segundo fue Tartufo en El Vigía, a fines del año 1938 o principios de 1939 y hasta marzo de este último año. Al respecto, explicó: “Firmé con el seudónimo Tartufo para escudar en este personaje, símbolo de la hipocresía, mi primer engendro periodístico”. (Diccionario de seudónimos, anagramas, iniciales y otros alias. UNAM, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, México, 2000. P. 75)

 

 
















La obra de Juan José Arreola ha servido como base en la producción de Cine independiente en la realización de cortometrajes, además de haber sido el autor de un guión para un documental en 1969.

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